JUAN EL BAUTISTA

Juan le dijo al pueblo de Israel que para prepararse debía arrepentirse y bautizarse.

En aquellos días vino Juan el Bautista a predicar..."Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:1-2).

Bautizaba Juan en el desierto y predicaba el bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados (Marcos 1:4)

El arrepentimiento hace que la mente abandone el pecado y viva para Dios. A través del arrepentimiento, las personas prometen comenzar a practicar el bien hasta el fin de su vida. Pero esta decisión por sí sola no puede cambiar los errores del pasado. Para el puro y santo Rey deben tener una preparación intensa. Hasta los pecados anteriores deben ser redimidos por el perdón.

Aquellos que se arrepintieron debían ser bautizados. Juan fue conocido como "Juan el Bautista" o "Juan el Bautizador". La palabra "bautizar" viene del griego; en esa lengua significa "sumergir" o "zambullir bajo el agua". Esa es la razón por la que Juan bautizó en el río Jordán y donde había "mucha agua" (Marcos 1:5; Juan 3:23).

Por medio del bautismo Juan separó a la gente. Aquellos que querían estar listos, en espera del Mesías, confesaron sus pecados y fueron bautizados. Pero otros, especialmente líderes religiosos, eran muy orgullosos; no podían admitir que eran pecadores y se negaron a ser humillados sumergiéndose en el agua. El bautismo era una señal de obediencia al mandamiento del Señor. Significaba confiar en el perdón de Dios. Los duros corazones de aquellos hombres no tenían espacio para esta confianza.

Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan. Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismo, no siendo bautizados por Juan (Lucas 7:29-30).