A lo largo de todos esos años, mucha gente escuchó acerca de las promesas de Dios. Nuevos gobernantes habían capturado la tierra de Israel y, mientras algunos israelitas (que entonces eran llamados judíos) se mantenían en su patria, otros se dispersaban a lo largo y ancho del mundo. En países lejanos ellos contaban a otros la única verdad, Dios. Los israelitas conocían el griego, que era la lengua compartida por muchas personas en aquel tiempo. Cerca de 150 años después de Malaquías, el Antiguo Testamento fue traducido del hebreo al griego. Durante los 250 años siguientes, personas especializadas hicieron copias de esta Biblia griega. Las copias fueron llevadas a muchos lugares. En sus reuniones semanales, los judíos leían en voz alta el Antiguo Testamento (Hechos 15:21); incluso algunos que con no judíos empezaron a creer en las promesas del Señor. Más y más gente esperaba la venida de Dios.
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