La respuesta tiene que ver con resolver nuestro peor problema, el pecado. El pecado rompe la ley de Dios (I Juan 3:4) El pecado también es dejar de hacer lo que nosotros sabemos que es correcto (Santiago 4:17). Dios es tan puro y santo que no puede vivir con el pecado (Salmo 5:4; Habacuc 1:13; I Juan 1:5).
Por consiguiente nuestras "iniquidades" - nuestros malos hechos - nos apartan de Dios.
Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír (Isaías 59:2).
El estar separado de Dios, el Dador de vida, debe significar muerte para nosotros. Es por eso que vemos enfermedad, destrucción y muerte en todo el mundo. Peor, cuando pasamos por el dolor de muerte física, sólo puede haber muerte espiritual para nosotros en la eternidad.
El alma que pecaré, esa morirá (Ezequiel 18:20).
La muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron (Romanos 5:12).
Por cuanto la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23).
Cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo (Efesios 2:1-2).
Tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Apocalipsis 21:8).
El PECADO y la MUERTE son nuestros mayores enemigos. La muerte entra en dos formas diferentes: la muerte del cuerpo carnal, y la muerte del alma (separación de Dios). El evento del Evangelio derrotó ambos tipos de muerte. I de Corintios 15:3 claramente dice que Jesús murió por nuestros pecados. No sólo su cuerpo de carne sufrió y murió. Su alma también fue atormentada por los dolores crueles porque "al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado" (II Corintios 5:21). Esto significa que Jesús tomó los pecados de todos nosotros en El mismo. Sufrió en nuestro lugar (Isaías 53, I Pedro 2). Los castigos terribles del pecado, tanto carnales como espirituales se han pagado totalmente. Por consiguiente todos nosotros podemos ser libres de la culpa y castigo del pecado. Miremos de nuevo cuán grandes son los resultados de la cruz para nosotros:
"El castigo de nuestra paz fue sobre él y por su llaga fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5).
"El cuerpo físico de Jesús murió para presentarnos santos y sin mancha e irreprensible delante de él" (Colosenses 1:22).
"Quien llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos por la justicia" (I Pedro 2:24).
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (I Corintios 5:21).
¿Cuán justo es Dios? Nunca podríamos, por nuestros propios esfuerzos, medir el nivel exaltado de Dios de bondad y pureza. Aún el sacrificio en la cruz fue tan completo que Dios realmente nos da su propio tipo de justicia. Nos volvemos la misma "justicia de Dios." Ni una "mancha" (ni una falta o mancha de pecado) permanece en nosotros (Colosenses 1:22).
¡La muerte de Cristo nos hace así de puros! Dios nos invita a vivir con él, ahora y para siempre. Sí, El aún acepta nuestros cuerpos. Nuestros cuerpos muertos serán levantados por Cristo cuando vuelva.
Él cambiará o "transformará" nuestros cuerpos de manera que estén en la vida eterna en la presencia de Dios.
"El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar asimismo todas las cosas" (Filipenses 3:21).
"Por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados" (I Corintios 15:21-22).
Se ha derrotado tanto la muerte espiritual como la muerte carnal por nosotros. Si estamos en Cristo, ahora vivimos una vida llena de paz y propósito. Entonces, después de la muerte, subiremos a una nueva y más grande gloria, ¡nunca moriremos otra vez! Compartiremos con nuestro Salvador en su hogar lleno de gozo llamado cielo. ¡Estas son Buenas Nuevas!
Las Escrituras han dado una respuesta a la primera pregunta que surge en II Tesalonicenses 1:7-9, ¿Qué es el Evangelio? Ahora debemos buscar una respuesta a la segunda pregunta, ¿Cómo puede uno obedecer el Evangelio?
1. 
[Ezequiel 18:20] "El alma que peca es una que..."
2. 
[Filipenses 3:21] Cristo transformará (cambiará) nuestros cuerpos para ser como...